Uruguayos en el exterior
El ADN de José María Giménez

José María Giménez es uno de los mejores representantes del estilo uruguayo en la actualidad alrededor del mundo y en la propia selección
Sentirte identificado con un futbolista de élite no es fácil, al menos para mí. Son contados los capaces de transmitir esa sensación de sentido de pertenencia, de cercanía sobre el terreno de juego. José María Giménez es uno de ellos, por cómo se comporta cuando se pone la gloriosa camiseta celeste con cuatro estrellas sobre el pecho.
No es necesaria ninguna prueba de ADN para comprobar la nacionalidad de Josema Giménez. Es puro estilo oriental en su forma y estilo de jugar al fútbol. El de Canelones asegura un legado centenario de grandes centrales nacidos en el Paisito.
10 de septiempre de 2013. Estadio Centenario lleno, partido vital contra Colombia para clasificar a Brasil 2014. Óscar Washington Tabárez le daba la alternativa a un joven José María Giménez, de solo 18 años, para hacer su debut en la selección uruguaya. Las bajas de Diego Lugano, Diego Godín y Martín Cáceres lo pusieron ante la oportunidad de su vida meses después de jugar la final del Mundial sub-20 y firmar por el Atlético de Madrid.
No lo sabíamos en aquel entonces, pero ese día empezó a forjarse a fuego lento un futuro capitán. Hay jugadores que solo necesitan una chance para demostrar de lo que están hechos y Josema es un ejemplo ideal. Esa noche el central realizó una actuación impoluta para anular a Radamel Falcao y se ganó por mérito propio un puesto fijo en las convocatorias de la mayor de ahí en más.
El nacimiento de un líder
Tras la dolorosa derrota contra Costa Rica en el estreno de la Copa del Mundo de 2014, se produjo lo inevitable. José María Giménez sucedió de manera definitiva a Diego Lugano para convertirse en una inseparable pareja de Diego Godín hasta la actualidad. Con 25 años, a punto de cumplir 26, el de Toledo puede presumir de unos registros simplemente espectaculares. Si las lesiones, su mayor déficit, lo respetan no va a quedar ni un récord de longevidad que no sea de su propiedad en la AUF.
Josema Giménez dio la sensación de ser un experimentado desde el primer minuto. Por la personalidad, el carácter, el liderazgo mostrado durante todo este tiempo. Es un veterano de mil batallas siendo todavía de 1995. Ya defendió a la Celeste 60 veces convirtiendo 8 goles, disputó dos Mundiales absolutos y tres Copas América siendo protagonista siempre. Y tiene aún al menos la mitad de su carrera por delante.
En una época en la que el hincha se desconecta cada vez más de un fútbol de burbuja, con jugadores alejados de la realidad, Josema Giménez es una excepción por cómo representa a la persona de pie sobre la cancha. Es un privilegiado con cualidades al alcance de pocos, muy pocos, y las muestra sin perder su forma innata de vivir el fútbol.
Pensar en Giménez es recordar su cabezazo agónico ante Egipto en Rusia 2018, o en sus lágrimas tras la eliminación contra Francia. Pensar en Giménez es hacerlo en un futbolista que defiende a la selección con el amor y dedicación de cualquiera de nosotros. Y por eso conectó tan bien con el exigente público charrúa.
Es el primero en festejar con rabia, señalando el escudo y gritando el característico «Uruguay nomá» y también en lamentarse de manera genuina, como cualquiera de nosotros, en los peores momentos. En definitiva, es un espejo para los nuevos centrales uruguayos.
«Josema no sufre la presión, nunca lo hizo»
Se nota en la manera de ir a todas las pelotas, como si fuese la última. Sin importar su integridad física, ya le ha jugado malas pasadas esa vehemencia, y sin medir las consecuencias. Tiene la inconsciencia, en sentido positivo, de los distintos. Por supuesto, todo lo acompaña con unas capacidad a todo nivel, físico-técnico-táctico, que hacen de Giménez una de las referencias mundiales en el puesto.
Josema no sufre la presión, nunca lo hizo. Juega siempre igual, fiel a su estilo. Agresivo, con predilección por buscar el contacto personal, concentrado al cien por cien en el duelo ante el delantero rival. Luego, se le suman una intuición y una técnica para robar espectaculares. Con la pelota en los pies es un paradigma, el punto medio entre la vieja y la nueva guardia. Posee cierta sensibilidad, mas no duda en despejar sin miramientos cuando es necesario.
El pasado fin de semana cumplió 200 encuentros con el Atlético de Madrid. Podrían haber sido más, sus problemas físicos lo han castigado demasiado, aunque no deja de ser un logro importante. El Comandante, como lo llaman en el Wanda Metropolitano, es de los preferidos de la afición colchonera por representar fielmente los ideales del equipo madrileño.
La generación dorada de Luis Suárez, Edinson Cavani y compañía se acerca a su final. Cuando se produzca el recambio, él será el encargado de hacer de nexo entre la anterior selección y las nuevas llegadas. Josema lleva bien dentro la idiosincracia que nos representa, en las victorias y en las derrotas.
Hay maneras de aguantar, maneras de crecer, maneras de sufrir, maneras de soñar, maneras de aprender, maneras de vivir…como dice Joaquín Sabina. Y si yo hubiese sido futbolista, me habría gustado hacerlo todo a la manera de José María Giménez.