Uruguayos en el exterior
Ronald Araújo y lo mejor de dos mundos

Ronald Araújo es una de las revelaciones del inicio de temporada por sus actuaciones en un FC Barcelona que lo fichó desde Uruguay en 2018 cuando era un completo desconocido.
Cuando la carrera de Diego Lugano se acercaba a su final, en Uruguay surgió casi por arte de magia una figura destinada no solo a sustituirlo, sino a hacerlo olvidar. Se trata, cómo no, de José María Giménez. Desde su debut ante Colombia con apenas 18 años, Josema se convirtió en un fijo en las convocatorias de la Celeste.
Fue en el Mundial de Brasil en 2014 cuando el de Rosario sustituyó definitivamente a uno de los capitanes más importantes de los últimos años. Meses atrás estaba jugando el Mundial sub-20 en Turquía, perteneciendo todavía a Danubio antes de partir al Atlético de Madrid, pero su su talento era el de un superdotado de esos que no surgen tan a menudo.
El resto es conocido, Josema es uno de los hombres clave para Uruguay. Dos Mundiales disputados hasta el momento, una proyección de récord, y 60 partidos internacionales con ocho goles convertidos son palabras mayores. Por si fuese poco, con el pesado lastre de las lesiones que le han impedido mostrar un nivel aún más elevado.
Seis años después la historia parece repetirse, esta vez con diferentes protagonistas. La irrupción de Ronald Araújo en el FC Barcelona ha sido tan rápida como impactante, y no es más que una magnífica noticia para Óscar Washington Tabárez. De nuevo Uruguay se saca un zaguero de la manga justo cuando Diego Godín muestra signos de estar en el tramo final de su carrera en la élite.
El riverense pasó de Segunda División uruguaya al FC Barcelona
Si a Ronald Araújo le dijésemos tres años atrás que iba a ser titular en uno de los mayores clubes del mundo y la nueva esperanza uruguaya para el puesto, seguramente no nos creería. Así de impredecible es el fútbol. El riverense pasó de jugar en las canchas de Segunda División con Rentistas al Camp Nou de forma meteórica.
Un breve paso por Boston River, donde debutó en Primera División y Copa Sudamericana, le valió para llegar al conjunto culé por menos de dos millones de euros. A partir de ahí, su progresión con el filial en Segunda División B fue in crescendo. La temporada pasada tuvo la oportunidad de debutar, y este curso las lesiones de sus competidores le abrieron las puertas de par en par.
Ronald logró estar a la altura del reto desde el primer momento. No es un central perfecto, no se puede pretender que lo sea, mas es un zaguero muy evolucionado si tenemos en cuenta su edad. Su madurez, saber estar y dotes de liderazgo llaman la atención de forma significativa. No titubea en mandar a quién sea en un vestuario repleto de estrellas.
«Ronald Araújo atesora lo mejor de los dos mundos»
Atesora lo mejor de dos mundos. La contundencia y sobriedad típica del defensor uruguayo, sumada a una sensibilidad cada vez mayor con el balón. Esto lo hace ser el abanderado de una nueva generación. Demuestra un dominio de la situación en todo momento, consigue algo tan complicado como que no ocurra nada significante y convierte cada acción en un mero trámite.
El contexto de su llegada al primer equipo no es el idóneo. Una plantilla en reconstrucción tras los malos resultados, sin referentes defensivos tras la baja de Gerard Piqué, y un estilo de juego que puede dejar en evidencia muy a menudo a los centrales. Por eso es valorable lo suyo, seguramente siendo la figura defensiva más destacada de los culés.
Ronald Araújo es todavía un central salvaje, donde sus cualidades resaltan más que sus defectos, con un margen de mejora y cuestiones a pulir con el paso del tiempo y los minutos. El defensa tiene unas capacidades físicas innatas que lo hacen ser un privilegiado, y es a partir de ellas desde donde se construye su idiosincracia, pero de las que aún puede obtener más ventajas.
Pese a ser un central espigado, de 188 centímetros de altura, Ronald además es ágil y rápido. De hecho, ha llegado a superar los 35 kilómetros por hora de velocidad punta en LaLiga Santander. Esto último le permite ser un corrector excelente, estar capacitado para hacerle frente a prácticamente cualquier atacante a campo abierto y de llegar a cerrar cuando sea necesario.
El juego aéreo es otro de los puntos fuertes de Araújo. No solo en campo propio, donde no teme en hacer frente a duelos individuales, sino también en ofensiva. Allí, en el área rival, demuestra su pasado como delantero centro durante su adolescencia. Para muestra, el fantástico gol de tijereta ante el Valencia.
El aspecto mental es uno de los más importantes en el juego de Ronald Araújo
Como dije, su mentalidad es espectacular. Se mantiene concentrado durante todo el encuentro, no le hace honor a sus 21 años, y busca ganar esa guerra contra el atacante a través de pequeñas batallas. Es por eso que no duda en anticipar las veces que sea necesaria, tampoco en buscar la fricción para hacerse notar. Le mina la moral poco a poco.
Su interpretación táctica es notable, incluso adaptándose a diferentes sistemas. Tiene adquiridos los conceptos del oficio a la perfección, se nota en él un alto IQ futbolístico. En el FC Barcelona lo hemos visto como central por derecha en una línea de cuatro y como líbero en una defensa de tres en las últimas semanas. Ahí se refleja la confianza de Koeman en él, pues lo convierte en el líder de una zaga en la que se encuentra Clement Lenglet.
En cuanto a su calidad en salida de pelota, tanto en la sub-20 como en el Barça ha demostrado tener herramientas para ello. Pese a no ser su mayor fuerte, Ronald Araújo posee una pierna derecha educada, unas buenas aptitudes para superar líneas de presión a través de pases o conducciones, y sobre todo determinación para intentarlo.
Ello cobra más importancia en un ecosistema como el del FC Barcelona. Allí la labor del central no se limita a defender, sino que debe ser el primer atacante. En este contexto, tan peculiar y complicado para el típico zaguero uruguayo, Ronald Araújo se está puliendo como el ideal para acompañar a José María Giménez durante muchos años.