Españoles por el mundo
La selección vasca que dio la vuelta al mundo contra la Guerra Civil
En 1937 la situación de la Guerra Civil española había formado un cerco entorno a Euskadi. El gobierno vasco se apresuraba en la búsqueda de aviones, barcos y más medios de transporte que pudieran por un lado abastecer a la población y por otro ayudar en el exilio de miles de niños que buscaban huir de las garras del fascismo. Fue entonces cuando pensaron aprovechar la popularidad de los futbolistas vascos.
En aquel mismo año el primer Lehendakari, José Antonio Aguirre, tomó como base la creación de las selecciones de Vizcaya y Guipúzcoa para formar la selección del País Vasco, que jugaría bajo el nombre de ‘Euzkadi’. Por aquel entonces, el fútbol vasco se encontraba en auge sobre todo por los éxitos cosechados por el Athletic Club, con varias ligas y Copas de la República ganadas durante los anteriores años y se pensó en aprovechar este tirón para dar a conocer la situación del País Vasco en el extranjero. En total, 17 hombres se sumaron a esta iniciativa: Blasco, Egusquiza, Areso, Aedo, Cilaurren, Muguerza, Roberto, Zubieta, Pablito, Emilín, Iraragorri, Langarra, Larriñaga, Urquiola, Gorostiza y los hermanos Pedro y Luis Regueiro. La gran mayoría de ellos eran futbolistas de grandes equipos de Primera División.
El 23 de abril salieron estos expedicionarios rumbo a la capital de Francia, donde tres días después les aguardaba un partido frente al Racing de París. En aquella cita estrenarían la equipación de la selección: camiseta verde y pantalón blanco con una raya roja, los mismos colores que la ikurriña. El resultado de su debut el 26 de abril fue de 0-3 (hattrick de Lángara), una goleada que no dio lugar a la euforia porque aquel mismo día la Legión Cóndor bombardeó Guernica en una de las mayores matanzas de la Guerra Civil. La desolación se apoderó de un vestuario que pasó de la alegría a la tristeza en pocas horas. Pero había que seguir y ahora tenían un motivo más para continuar en su misión.
Siguieron partidos en Marsella, Toulouse y no fue hasta llegar a Checoslovaquia cuando cosecharon su primera derrota. Fue en dos partidos, ambos con derrotas mínimas, frente a un combinado de Praga, pero fue entrar en Polonia y recuperar su pegada en Katowice frente a la selección de Silesia (5-4). Una vez terminaba el tour por Centroeuropa tocaba visitar la URSS.
En Moscú vivieron uno de los momentos más emotivos de toda la expedición cuando visitaron a un grupo de los niños de la guerra, chavales de todas las edades, desde recién nacidos hasta la adolescencia, que dejaron sus casas y sus familias atrás escapando de la guerra y el fascismo. Decenas de niños que recibieron la visita de sus ídolos en la que seguramente fue su primera alegría desde que abandonaron sus hogares. En la URSS fueron recibidos como héroes y entre invitaciones a la ópera, fiestas y una inmensidad de ramos de flores también disputaron numerosos partidos ante Lokomotiv de Moscú, Dínamo de Kiev, Spartak de Moscú, Dínamo de Moscú y demás equipos de las principales ciudades soviéticas cosechando más victorias que derrotas. Pero el destino quiso que de nuevo, cuando más entre algodones se encontraban, una noticia perturbara la tranquilidad de la expedición: Bilbao había caído en manos del bando nacional. De todas formas, las instrucciones del Gobierno vasco eran claras: debían seguir con su misión, la que habían iniciado un par de meses atrás.
Tras la experiencia soviética tocó visitar a los países del norte de Europa, destacando la abultada victoria por 1-11 a Dinamarca, y regresaron a París donde recibieron proposiciones del bando franquista para regresar a España sin represalias, una llamada a la que acudieron Roberto y Gorostiza, que abandonaban de esta forma la expedición cuatro meses después de partir. Una vez terminada su gira por Europa dando a conocer la situación vasca, los jugadores decidieron en la capital francesa que continuarían su misión por América, y así embarcaron en Le Havre rumbo a México D.F.. Para esta gira se incorporó Chirri II.
México tan sólo fue la primera etapa americana de estos aventureros con grandes intenciones, recibiendo ofertas para jugar a lo largo y ancho de toda latinoamérica. Desde Buenos Aires se les reclamó para jugar contra River Plate, Boca Júniors, San Lorenzo, Racing e Independiente, aunque finalmente fueron suspendidos. Mejor suerte corrieron en Cuba, donde sí pudieron desplegar su fútbol aunque fuera en campos de béisbol con pleno de victorias.
Cuando comenzaba la temporada de 1938, el combinado vasco recibió una curiosa oferta: inscribirse en la liga mexicana como un equipo más, y así lo hicieron, formando el Club Deportivo Euzkadi y compitiendo en la primera división del país azteca. Aquel equipo de jugadores que eran casi hermanos tras la innumerable cantidad de horas y días que pasaron juntos terminó la liga con 13 victorias, dos empates y tres derrotas, logrando el subcampeonato; pero de nuevo aquel logro tuvo un sabor amargo puesto que al concluirlo recibieron la noticia de que la guerra había terminado y era el bando nacional el vencedor.
Todo acabó. Habían mantenido un equipo de futbolistas excepcionales a cambio de nada. El gobierno vasco, o lo que quedaba de él, repartió 10.000 pesetas a cada uno por los servicios prestados y se disolvió el combinado. La gran mayoría de ellos optó por quedarse en Sudamérica, pues su hogar había sido destrozado durante la Guerra Civil o no les esperaba un gran recibimiento en su regreso. San Lorenzo de Almagro contrató a Lángara (todavía es recordado su hattrick a River Plate), Emilín, Zubieta e Iraragorri; River Plate se hizo con Blasco, Cilaurren, Acedo y Areso; Luis Regueiro colgó las botas y Chirri II se mudó a Buenos Aires para vivir con su hermano; el destino del resto del equipo quedó repartido entre el C.F. Asturias y el España de la liga mexicana. Tan sólo tres de ellos se atrevió a regresar a España: Lángara, Zubieta e Iraragorri.
Aquel equipo tenía un 11 casi fijo: Blasco; Pablito, Areso; Cilaurren, Muguerza, Roberto; Luis Regueiro, Iraragorri, Lángara, Emilín y Gorostiza. Esta fue la gran generación que nos privó la guerra. El fútbol también perdió la Guerra Civil.
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