Un milagro llamado Uruguay
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Un milagro llamado Uruguay

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Selección uruguaya celebrando un gol | Foto: Twitter Uruguay

Buscamos una explicación al inexplicable éxito de Uruguay en el fútbol, pese a todas las adversidades a las que se enfrenta

Uruguay es un lugar tan particular que hasta los intelectuales, esos que siempre han rehuido del poder de la redonda, son unos enamorados de la pelota. Eduardo Galeano y Mario Benedetti son ejemplos de ello. No entiende de clases sociales ni estatus económico, es una pasión que va más allá y supera cualquier frontera posible.

«No tengo nada de original porque, como se sabe, en mi país las maternidades hacen un ruido infernal porque todos los bebés se asoman al mundo entre las piernas de la madre gritando gol. Yo también grité gol para no ser menos y como todos quise ser jugador de fútbol».

Esta es una de las frases más conocidas del mítico Eduardo Galeano. Lo cierto es que resume a la perfección lo presente que está el fútbol en la vida de cualquier uruguayo de a pie. Más que un complemento, una distracción, un desahogo, en la mayoría de los casos es el hilo conductor de la vida de las personas de nuestro particular Paisito.

Nunca me voy a olvidar de aquella maldita tanda de penales ante Australia que nos privó de clasificar al Mundial de Alemania 2006. Por ese entonces, yo era un niño de 7 años que ya sentía el fútbol como su mayor obsesión. Fue tal la tristeza que me generó ese acontecimiento que recuerdo no haber ido a la escuela ese día y pasar llorando horas y horas.

Siempre lo asumí como una actitud normal. A los uruguayos nos parece de lo más natural sufrir con las derrotas de nuestros equipos como si fuesen un auténtico drama. Y es que para nosotros lo son, pero ese sentir no se produce en otros países tal y como comprobé años después. Quizás más desarrollados y con preocupaciones que van más alla, aunque sin esa impagable pasión que le da sentido a todo.

Uruguay se debe al fútbol. Ya lo decía Mario Benedetti con ese «gracias al fútbol, los uruguayos nos hicimos conocidos en el mundo. La gente de otros lados no entendía cómo un país tan pequeño, que casi no sale en el mapa, era campeón. El fútbol le hizo bien a Uruguay. Le dio importancia y personalidad». Pero el fútbol también se debe a Uruguay, un país intrépido que se atreve de manera constante a desafiar la lógica en el deporte más impredescible de todos.

Seguramente ahí radique su inexplicable éxito. Porque sí, es inexplicable que un país de poco menos de tres millones y medio de habitantes, con una población envejecida y con una tasa de natalidad cada vez menor siga siendo una fábrica inagotable de futbolistas de primer nivel.

Uruguay cuenta con futbolistas en los mayores clubes del mundo

Y no de cualquier tipo, ya que este pequeño territorio es capaz de tener representantes en los clubes más gloriosos de América y Europa. Se trata de uno de los países más exportadores del planeta, con jugadores en Real Madrid, FC Barcelona, Atlético de Madrid, Manchester United, Juventus, Flamengo o River Plate.

Además, seguramente lo más impactante, es que la primera campeona de la historia continúe como una de las selecciones más potentes. Y se toma el atrevimiento de ir a cualquier competición creyendo que el deber es ser campeón. Como si hacerle frente a superpotencias que en ocasiones solo se conforman con hacer un buen papel fuese lo normal.

Esa desfachatez con la que Obdulio Varela se paró ante sus compañeros en 1950 y dijo, antes de salir a jugar ante 200.000 almas que estarían en su contra, que solo cumplían si eran campeones. Esa irreverencia ha acompañado siempre a Uruguay a lo largo de la historia, y es por eso que se ha empeñado en darle la espalda a la lógica en tantas ocasiones.

Es difícil de explicar que Uruguay siga siendo de élite pese a los numerosos cambios a los que se somete de forma constante el deporte. Más aún, teniendo en cuenta que las posibilidades económicas no son las idóneas para brindar el mejor desarrollo posible a esos jóvenes deportistas.

Tuve la suerte de visitar Uruguay el año pasado y redescubrir en mis propios ojos nuestro secreto mejor guardado al recorrer Montevideo durante un fin de semana. Canchas de fútbol por todos lados, con un sistema de baby fútbol que crea a los mejores competidores desde edades muy tempranas. Puede que no sea una forma ortodoxa de formar, sin embargo, es efectiva. Y única.

El jugador uruguayo crece jugando en canchas con más barro que pasto, yendo a entrenar sin comodidades haga calor o llueva torrencialmente. Sin gimnasios, sin fisioterapeutas que curen cualquier molestia, por mínima que sea. Y creo que esas adversidades lo terminan forjando dentro de la cancha.

El carácter tranquilo del uruguayo se suele transformar cuando se pone la camiseta de su equipo y sale al terreno de juego a defender esos colores. Porque el uruguayo no juega al fútbol, el uruguayo compite. Tampoco se divierte, es más, lo sufre. Ese es un atributo fundamental para entender la ideología del jugador charrúa, tan apreciado a lo largo de todo el globo.

Estadísticamente, lo que consigue Uruguay es un milagro

Desde el punto de vista racional, el estadístico, lo que consigue Uruguay es un hecho sin explicación posible. Producir tanto talento con tan poco roza lo absurdo. Máximos goleadores de Europa, en España o Inglaterra, capitanes de grandes clubes, líderes de clubes revelación a los que vemos como nuestros, premios en México o Estados Unidos.

Es complicado de entender que Luis Suárez y Edinson Cavani, dos de los delanteros más importantes de la década, sean de una ciudad de apenas cien mil habitantes. Lo mismo ocurre con el caso de Rodrigo Bentancur y Franco Israel, el dúo de Nueva Helvecia (diez mil personas) que milita en la Juventus.

Por todo esto, me gusta llamarlo milagro. Sé que hay razones que lo explican, al menos en parte. La devoción por la pelota, la veneración casi religiosa por el fútbol. El tenerlo impregnado desde la cuna, el sentirse hijos de Maracaná y ver en ese hito reflejada la interminable garra charrúa. Pero no deja de serlo.

Qué tendrá Uruguay, cuna de campeones y protagonista de algunas de las mayores gestas de la historia para ser tan exitoso en el fútbol. Qué será lo que hace a la Celeste la selección con más títulos oficiales del mundo. No sabría definir con palabras qué es realmente, pero lo siento. Y bendito sea…

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