Cuaderno de Bitácora
Alex Piache #2: Un sueño hecho realidad

¿A qué entrenador no le gustaría poder alguna vez enseñar en primera persona en un partido, desde dentro del terreno de juego, las indicaciones que desea mostrar a sus jugadores? ¿O transmitir una idea de juego a través del ejemplo práctico? Pues bien, algo así explicaré en esta nueva edición del Cuaderno de Bitácora. Os voy a contar por qué con tan solo 26 años soy coordinador de una academia de fútbol en Malta, asistente técnico y ahora jugador del primer equipo del SK Victoria Wanderers de la primera división gozitana.
Empezaremos contando cómo llegué a Malta. Corría febrero del 2018. Yo formaba parte de la academia de Rush Soccer en Estados Unidos, una «macroacademia» reconocida alrededor del mundo por sus labores futbolísticas en diferentes territorios del mundo como Centroamérica, Sudamérica, África, Europa y el sudeste asiático. En aquel momento era director del programa de desarrollo de dicha academia en la ciudad de Colorado Springs, trabajando con futbolistas de edades de entre 3 y 9 años. Me apasionaba mi función, gestionaba todo lo relacionado con esa edad, realizando campus gratuitos en parques de la ciudad para dichas edades e introducía el fútbol en las escuelas primarias de casi todo los distritos de la ciudad, para atraer a los niños a mi programa de desarrollo donde el objetivo no era otro que educar a los niños a través de los valores que el fútbol transmite y hacer que tuvieran una experiencia más divertida a través del fútbol. Conseguí tener en mi programa a casi 220 niños a mi cargo, pasando en menos de 6 meses de empezar con 90 niños a esa cantidad.
Además, conocí a Diego Zaltron, entrenador argentino, ex jugador de la MLS, al cual le agradezco toda la ayuda brindada para poder estar donde estoy. En ese momento Diego trabajaba para la Pride Academy y tuvo la idea de montar un equipo en la liga PDL (Professional Development League), una liga sub-21 muy reconocida en USA debido al número de jugadores que salen de dicha liga para recalar en las ligas profesionales del país, la MLS y la USL. Diego quiso llevarme con él a la Pride Academy, pero no podía en ese momento dejar Rush Soccer.

Lance del partido entre el Victoria Wanderers y el Kercem
Todo iba estupendamente hasta que uno de los jefes de la academia me dio la noticia de que no podían encargarse de esponsorizar de nuevo mi visado de trabajo debido a ciertos déficits que tenía la franquicia de la empresa en Colorado Springs, y de la noche a la mañana pasé de tocar el cielo a vivir un completo infierno. Me puse en contacto con Diego y le comenté lo que me había pasado. La premisa fue clara, o salir de inmediato de Estados Unidos y buscarme la vida de nuevo desde España, o aguantar en USA dos meses más, aunque fuese sin nómina, para trabajar con él, como asistente técnico, en el Pride-Switchbacks de la PDL, para así poder ayudarle en cualquier tarea deportiva como eran los análisis a los equipos rivales, compartir ideas, etc. No me lo pensé dos veces. Decidí quedarme aquellos dos meses para ponerme a prueba como asistente técnico y así poder vivir esa experiencia.
Esa temporada tuvimos un equipo de excelentes futbolistas con un talento tremendo, pero quizá nos faltó algo más de tiempo para hacerlo cohesionar a través de la sinergia y la química entre nuestros jugadores. Hay que tener en cuenta que la PDL tan solo dura 2 meses, y que juegan en dicho tiempo 14 partidos más los play-offs en caso de que se clasifiquen, con lo cual las rotaciones y a veces la poca continuidad nos limitaba para trabajar como en realidad queríamos.
Desde luego que no pude estar más acertado en aquella decisión, ya que gracias a aquellos dos meses de aguante pude conocer sitios como New México, Arizona, Utah, la hermosísima e interminable ciudad deportiva de los Colorado Rapids y, por supuesto, recibir desde Malta la oferta como Director de Academia y asistente técnico del equipo de la Primera División de Gozo, el SK Victoria Wanderers.
Esto me lleva a reflexionar que la vida es una constante toma de decisiones y que, para ganar o conseguir lo que uno desea, a veces hay que arriesgar ciertas cosas… ¡Al final no es tan distinto al fútbol!
La oferta de Malta llegó a través de un gran amigo mío y también nómada del fútbol, el portero italiano Giacomo Ratto. Entre otros destinos, entre ellos algunos tan exóticos como Panamá, Fiyi o Mongolia, estuvo jugando algunas temporadas en el Victoria Wanderers. Le conté mi situación y enseguida se puso en contacto con los directivos del club, ya que sabía que buscaban a alguien para coordinar el fútbol base a tiempo completo. Les habló de mí y el presidente del club se puso en contacto conmigo para hacerme la oferta.
Mi llegada a Gozo fue genial. Desde el primer día nos hicieron sentir como en casa a mi mujer y a mí, ya que por fin, esta vez, mi mujer puede compartir esta experiencia conmigo, cosa que no pudo ser en etapas anteriores. En lo deportivo, recién llegado, tuve una sensación agridulce, ya que conseguimos batir un récord gozitano ganando a un equipo maltés por 10-0 en la FA Maltese Trophy, cosa que ningún equipo gozitano había conseguido hacer antes, y después perdimos nuestros dos primeros encuentros ligueros. Y precisamente en ese segundo partido, contra Munxar FC, nuestros dos únicos centrales fueron expulsados en la segunda parte y no teníamos efectivos en esa posición para el siguiente partido contra Kercem FC.

Debutando como jugador con el Victoria Wanderers
Sólo quedaba una única alternativa: hacerme ficha como jugador y asistente a la vez, ya que precisamente uno de los expulsados era uno de los extranjeros del equipo y podía suplirle en esa posición. Tuvimos dos semanas para preparar el encuentro. Mi tránsfer internacional por fin llegó a las oficinas del club, pero aún había otro inconveniente que cubrir. ¿Quien sería el central que me acompañase en ese encuentro tan importante y que estábamos obligados a ganar?
Finalmente decidimos poner a un jugador muy disciplinado y que sabíamos que me iba a seguir la guía en esa posición, pero que llevaba 2 años sin competir al máximo nivel. Así que decidimos trabajar conjuntamente y hacer de esa carencia un fortín, y así fue durante todo el encuentro contra Kercem FC. Yo tenía una clara misión, ser el líder de una línea defensiva con un jugador del juvenil de 17 años en el lateral derecho y un jugador de 21 años que llevaba 2 años sin competir.
Y con todo, ¡GANAMOS! Y lo hicimos de una manera contundente. Sorprendieron las estadísticas ya que decían que nos habían llegado tan solo una vez en todo el encuentro contra 13 ocasiones claras nuestras. Y entonces entendí que aún me quedaba mucho por decir, no solo fuera del terreno de juego, sino dentro también.
¡Qué bonito es el fútbol! ¡Hasta la próxima!
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